Un agujero negro es un objeto con una gravedad tan fuerte que nada puede
escaparse de él, ni siquiera la luz. La masa del agujero negro está concentrada
en un punto de densidad casi infinita, llamado singularidad. En la propia
singularidad, la gravedad es de una fuerza casi infinita, por lo que aniquila
el espacio-tiempo normal. A medida que aumenta la distancia desde la
singularidad, su influencia gravitacional disminuye. A determinada distancia,
que depende de la masa de la singularidad, la velocidad que se necesita para
escapar del agujero negro es igual a la velocidad de la luz. Esta distancia
marca el “horizonte” del agujero negro, que es como su superficie. Todo lo que
pasa por el horizonte es atrapado dentro del agujero negro.
Los agujeros negros, vistos desde la perspectiva que
nos brinda la teoría de la relatividad y de las teorías que de ella se
derivaron nos muestran una inquietante visión de un universo que día a día nos
sorprende más, con estrellas evolucionando, planetas que podrían albergar vida
y un misterioso comportamiento en el interior de los agujeros negros en donde
las cosas no pueden ser explicadas con los conocimientos que poseemos, pues
allí dentro, ni la física ni las matemáticas que conocemos (o que estamos
conociendo) se cumplen.
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